El Congreso de la República le ha concedido facultades extraordinarias al Poder Ejecutivo para que pueda legislar sobre la minería informal. Ahora se entiende porque se ha retrocedido en la intervención a los campamentos informales de Madre de Dios, luego del operativo de las fuerzas combinadas de la Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.
Con lo ocurrido en Cajamarca, y teniendo en cuenta que se vienen otros conflictos sociales más vinculados a la minería, también ahora entiendo porque el banco de inversión estadounidense Merril Lynch, considera que el crecimiento económico del Perú será menor en los próximos años.
Asimismo, un reciente informe de la Agencia Peruana de Cooperación Internacional, estima que para el próximo año la cooperación internacional disminuirá especialmente para los temas medioambientales. Tanto USAID Perú como la GIZ alemana destinarán menos fondos para la conservación de la selva peruana, y ahora entiendo por qué.
Y no se trata de ser alarmistas ni de fomentar el pánico dentro de la sociedad, pero mientras tenemos claros ejemplos de esfuerzo y trabajo con la finalidad de optimizar las cifras macroeconómicas del país, otros propician situaciones de conflicto y caos que no benefician en nada al desarrollo nacional.
El ministro de Energía y Minas, Jorge Merino, se ha sumado a esta preocupación de agentes internacionales que observan con preocupación lo que pueda ocurrir en el Perú si es que no se aplican medidas correctivas que eviten frenar el crecimiento económico del país en los próximos años.
Por su importancia como una actividad productiva que contribuye enormemente al producto bruto interno, debemos pronunciarnos positivamente a favor de una minería moderna, eficiente y responsable que siga convirtiéndose en el motor del desarrollo nacional.
Andrés Sánchez Alayo
Andrés Sánchez Alayo
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