martes, 6 de diciembre de 2011

La minería no debería generar conflictos sociales

Para quienes piensan que la minería solamente genera conflictos sociales en el Perú, habría que recordarles que en Nueva Zelanda, Australia o Canadá, donde la minería es un fuerte componente de sus economías, existen también conflictos, pero que son resueltos pacíficamente por la vía de la negociación entre las partes involucradas.

En el Perú, lamentablemente se quiere llevar las cosas al extremo. Organizaciones con financiamiento internacional intervienen promoviendo intereses particulares, cual perro del hortelano. ¿Será acaso que al no poder invertir en la actividad minera pretenden impedir la participación de capital extranjero que sí se encuentra expedito para hacerlo? Esta es una pregunta que merece una respuesta inmediata.

La Presidencia del Consejo de Ministros, a través de su Oficina de Gestión de Conflictos Sociales, ha divulgado los nombres de las comunidades que se encuentran en las zonas de influencia y que están de acuerdo con las actividades mineras en sus regiones. No se entiende entonces de dónde provienen las protestas, quiénes instigan a la población a hacer paros en contra de la inversión privada que genera bienestar.

Lo peor de todo radica en que pese a existir mesas de diálogo, en las que se encuentran representados todos los que tienen que ver con el tema, incluyendo a la iglesia católica, algunos actores involucrados actúan de manera ambigua porque por un lado negocian la solución del conflicto y por el otro salen a las calles a protestar. Se trata de un doble discurso que perjudica el diálogo y dilata la resolución del conflicto.

Existen instituciones que por el simple hecho de estar inscritas en la Federación Minera, pero sin contar con un denuncio, se creen con derecho a movilizar a la población en una protesta que no tiene ningún sentido y que refleja solo una motivación política que no beneficia al desarrollo de la actividad minera en el país, que tanto lo requiere.

La conciliación es una herramienta que bien empleada se convierte en una alternativa para solucionar esta clase de conflictos. Se trata de una negociación en la que ambas partes deben ganar y obtener resultados positivos para su gestión.

Andrés Sánchez Alayo

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