jueves, 19 de enero de 2012

Balance minero 2011 y perspectivas para el 2012

El 2011 cerró con buenas noticias en el ámbito minero nacional, aunque la paralización del proyecto Conga tuvo repercusiones en cuanto a ingresos, pérdidas económicas y efectos colaterales en las comunidades afectadas. Esto sumado a los casos Doe Run y Tía María que también afectaron el normal desenvolvimiento de la actividad.

No obstante ello, cifras del Ministerio de Energía y Minas señalan que el empleo en el sector minero aumentó en 21.7% en noviembre del 2011 al registrar un total de 199, 167 trabajadores superando a los 163,702 registrados en similar periodo del 2010. Este es un claro indicador de que la actividad va en aumento pese a los contratiempos surgidos en los últimos dos meses del año.

Para el economista Carlos Adrianzén, decano de la facultad de Economía de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), resulta evidente que la minería es en la actualidad el verdadero motor de la economía peruana y que deben hacerse los esfuerzos pertinentes para evitar su paralización o en el peor de los casos la suspensión de sus actividades.

Adrianzén reconoce que nuestra economía está conectada y cuando hay inversiones mineras también se produce un efecto en las demás actividades relacionadas con su desarrollo. Como un ejemplo cita el aumento en la venta de camiones para la minería, especialmente los de alto tonelaje, con cifras récord para el mercado nacional al cerrar el 2011.

Sin embargo, el decano de la facultad de Economía de la UPC reconoce que deben superarse cuanto antes los obstáculos legales y medioambientales que frenan las inversiones mineras en el país, porque esto se refleja de inmediato también en el descenso de la mano de obra calificada en la minería.

Además, dice Adrianzén, hay que “guardar pan para mayo” porque los ingresos por la minería, tanto en tributos como en reservas, no son para siempre, se agotan, por lo que debemos aprovechar estos años de bonanza para enfrentar en el futuro etapas de eventuales crisis y desajustes financieros.

Andrés Sánchez Alayo

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